Fué cuando observé que de una pequeña semilla, dejada caer de forma fortuita de mi inocente mano sobre un manto de tierra, oscura como la noche,nacía la vida que había permanecido latente en esa minúscula e inapreciable brizna de "casi nada". Ese casi nada que lo es "todo".
Fué en ese instante, cuando observando día a día el progreso de esa vida, de esa planta, ese vegetal, flor, árbol, o lo que fuera, cuando se produjo un pequeño big-bang dentro de mi mente,en mi consciencia, y alcanzé entender por mi mismo el grado de importancia de la luz, del Sol.
Algo tan obvio, y tan automático;tan aprendido y tan enseñado de forma teórica, pero casi nunca práctica, se hacía ahora real y palpable a traves de esa experiencia mística concentrada, y tan cotidiana e imperceptible a la vez. Esa semilla que duerme en la oscuridad, y que no es consciente de la existenecia de un mundo abierto de claridad, hasta que no percibe el calor y un diminuto y leve hilo de luz a traves de la tierra, cuando comienza su desesperada lucha por tocar el sol con sus frágiles dedos.
Entonces descubrí, que la vida es una danza ondulante,alegre y vital a traves de la oscuridad, para alcanzar la luz.
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